26 de marzo de 2014

México en movimiento, hoy y siempre



Se dice que el Estado ha ido haciendo de todo para ir deteniendo y opacando cualquier movimiento que amenace sus intereses, y por eso se me ocurre ver tres ejemplos icono de este comportamiento. Cabe destacar que no es el comportamiento de una sola cabeza maquiavélica, si no de la maquinaria que se echo andar, aquella que se creía inoperante y que tanto daño le hizo al país por más de 70 años; y desde luego, los ejemplo aquí mencionados son de esta época.

1 Movimiento Estudiantil
Después de la brutal represión a las principales fuerzas de protesta y constantes muestras de excesivo abuso policial para desmoralizar a los que la integraron, se dio paso a identificar a los líderes y se les presionó para que disminuyeran su presencia: primero haciéndoles ver que ellos serían los directos responsables de la sangre que el gobierno derramara y después se les “invito” a unirse a las filas institucionales, con algún peldaño en las gradas del gobierno o de la televisión, para mantenerlos controlado; y otros más desaparecieron en circunstancias desconocidas.

2 Movimiento de Maestro
Como de costumbre fueron ignorados y hasta tachados de holgazanes y otras cosas más para intenta quitarles credibilidad pero no funcionó. Así que el siguiente plan fue amenazar su situación laboral y nuevamente mandarles la brutalidad del Estado en repetidas ocasiones (sin medios de información, desde luego) y para rematar, sedaron a los lideres con billetes y otras dádivas.

3 Autodefensas comunitarias
Este movimiento llevaba más tiempo a menor escala, por eso se minimizaba; pero cuando alcanzó proporciones considerables, dicen <que tal vez se afectó a los criminales protegidos>, a ciencia cierta no se puede saber cuál sea la razón verdadera pero algo ocurrió que decidieron actuar contra este movimiento. Y empezaron por un despliegue descomunal del ejército, la armada y la policía federal para después tacharlos de criminales y atacarlos de forma sistémica. Por último se optó por absorberlos, cooptarlos y hasta uniformarlos con el pretexto de legalizarlos, creando así un organismo fácil de manipular; salvo por el líder que mediaba entre ellos, que igualmente ya quitaron del camino, con cualquier pretexto; para así dejarlos solo en el recuerdo.

El modus operandi para detener movimiento sociales es simple: Intimida con lujo de violencia, absorber con la institución y marear con dinero, plazas, puestos y chantajes. y en los tres casos ha funcionado de forma sorprendente, por la simple razón que al Estado lo mantenemos nosotros; y a los revolucionarios los impulsan sus carencias y necesidades.
De cualquier forma es parte del proceso, la maquinaria de nuevo esta funcionando con parches y mejoras; pues mientras la materia prima, se exprima, se reprima y no se queje, todo seguirá por la misma vía.

El mensaje alentador es que los movimiento maduran y los lazos sociales se fortalecen conforme haya más individuos consientes de la realidad en México; y porque no, tal vez algún día el sol salga para todos. 


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